Nos dirigimos a las personas de igual forma que a las máquinas, preguntamos qué hacen. Esto significa que el trabajo da sentido a la persona, y su valor social está comprometido a lo que hace.

El trabajo artístico durante siglos libró una lucha por la valoración de la autoría. Firmar cada obra la une de forma indisoluble al responsable de esa creación. El arte exige de un compromiso creativo que dignifica al individuo, lo separa del trabajo automatizado que disminuye al ser para potenciar a la producción. Un artista hace una obra, un obrero hace miles de objetos.

La desvalorización actual del trabajo artístico regresó como un sentimiento revanchista, las obras del arte contemporáneo VIP retroceden a la manufactura sin creación, a la línea de producción sin autoría, a borrar el concepto de individuo. El ars mecánica vuelve a ser una actividad inferior o degradante para esclavos como en la Edad Media.

Estas obras representan un trabajo repetitivo, carente de sentido artístico, que exigen de una gran dedicación y que sin embargo sus resultados no son estéticos, ni inteligentes, son piezas que podrían estar realizadas por cualquier persona, porque carecen de unicidad y originalidad.

Aunque sean obras realizadas por sus autores, evitan la presencia de la autoría. El objeto resultado del trabajo que carece de intención no es capaz de decirnos algo del ser que lo realizó.

Reproducir páginas enteras de los periódicos, letra por letra, incluidas las fotografías, es una actividad que comparten William Powhida, Kenneth Goldsmith. Tejidos kilométricos, cobertores tipo quilt,bordados de las afanosas Vadis Turner, Joana Vasconcelos, Tracy Emin, Linda MacDonald, Jean Ray Laury, y la inmensa lista de artistas feministas.  La actividad maniaca y degradante redime la pieza, sublima su vulgaridad y la pone en el nivel de arte. El trabajo, aunque someta o explote al individuo, es axiológico: es redentor, define a la existencia, castiga y purga culpas. Un desempleado es alguien que no le sirve a la sociedad, estorba. Los campos de reeducación comunistas están sostenidos en el trabajo, la actividad sistemática suprime la disidencia intelectual, “trasforma al individuo” y lo incorpora a la colectividad.

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